LLEGADA DE AVES MIGRADORAS
Fecha: 20-3-23
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Curruca Cabecinegra
Periodo: Reproducción
Criterio: más de un individuo
Número de ejemplares: 2
Observaciones: Se oye el canto sobre algunos de los árboles próximos a las torres de la ciudad de Cerdanyola del Vallés.
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Fecha: 23-3-23
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Vencejo real
Período: Reproducción
Criterio: Más de un individuo
Número de ejemplares: 10 0 12
Observaciones: Volando sobre Cerdanyola del Vallés.
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Fecha: 26-3-23
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Curruca capirotada
Periodo: Reproducción
Criterio: Primer individuo detectado
Número de ejemplares: 1
Observaciones: En arboleda afueras de Cerdanyola, junto a riera de Sant Cugat, oigo su canto.
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Fecha: 27-3-23
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Mosquitero papialbo
Período: Reproducción
Criterio: Primer individuo detectado
Número de ejemplares: 1
Observaciones: Bellaterra, zona pino solitario y charcas, oigo su reclamo.
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Fecha: 27-3-23
Población: Sant Cugat
Especie: Golondrina común
Período: Reproducción
Criterio: Más de dos individuos
Número de ejemplares: 3 0 4
Observaciones: Vuelan sobre los campos y zona carretera abandonada en las afueras de Sant Cugat.
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Fecha: 12-4-23
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Ruiseñor común
Período: Reproducción
Criterio: Más de 2 individuos
Número de ejemplares: 3
Observaciones: Se oye su canto en afueras de Cerdanyola, riera de Sant Cugat.
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Fecha: 17-4-23
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Abejaruco europeo
Período: Reproducción
Criterio: Más de 2 individuos
Número de ejemplares: Indeterminado
Observaciones: Desde el Parque de la Riera, afueras de Cerdanyola, se oyen al menos más de 2 individuos.
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Fecha: 17-4-23
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Mosquitero musical
Período: Reproducción
Criterio: Un individuo
Número de ejemplares: 1
Observaciones: En un árbol del Parque de la Riera de Sant Cugat, oigo la llamada aflautada de un macho.
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Fecha: 28-4-23
Población: Sant Cugat
Especie: Zarzero común (políglota)
Periodo: Reproducción
Criterio: Más de 2 individuos
Número de ejemplares: 3
Observaciones: En una zona de de cárcavas donde también cría un estornino negro, así como en un zarzal situado al lado carretera abandonada, se oye su insistente llamada.
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Fecha: 2-5-23
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Oropéndola europea
Periodo: Reproducción
Criterio: Primer individuo
Número de ejemplares: 1
Observaciones: En afueras de Cerdanyola del Vallés, en las arboledas de riera de Sant Cugat, puedo oír el canto de un macho.
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Fecha: 22-5-23
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Tórtola europea
Período: Reproducción
Criterio: Primer individuo
Número de ejemplares: 1
Observaciones: Después de varios años vuelvo a oír en la arboleda de la Riera de Sant Cugat, afueras de Cerdanyola, el inconfundible arrullo de una tórtola europea.
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CARTAS DESDE MI CARAVANA
El camping Río Ara, a orillas del río del mismo nombre, es un paraíso difícil de olvidar, por sus valores naturales que lo rodean, pues constituye uno de los puntos de partida para hacer excursiones al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
A media tarde del día 18 de junio de 2022 llegamos con nuestra caravana a este recóndito lugar, con el tiempo justo para instalarnos intentando tener sombra que nos libre un poco de esta horripilante ola de calor. No tarda en refrescar, pues a las 11 de la noche casi deseas ponerte un suéter cuando sales de la caravana.
Hasta ahora sólo hemos tenido 10 minutos para echar un vistazo al río desde el puente. Alucinante y limpio. Se nos antoja lleno de vida...
Por la mañana temprano (a las 7), el frío se deja sentir en el valle de Torla, pero caminamos siguiendo la pista que lleva a Ordesa, que tiene su origen pasado el puente, a la izquierda. Vamos en busca de un punto de observación que recordamos desde hace algunos años y que utilizamos para ver algún que otro corzo … o liebre. Pero después de tres cuartos de hora, nada. Tal vez sea debido a que estos animales, y los ciervos, nacen precisamente este mes. Tan sólo al inicio de la caminata hemos podido oír el canto del zorzal común (Turdus philomelos), muy abundante en el valle.
Por la tarde tenemos tormenta, lo cual hace que las temperaturas bajen súbitamente. Sin embargo, un pinzón vulgar (Fringilla coelebs) sigue cantando desde las ramas del árbol próximo a la caravana. De vez en cuando baja al suelo. Más tarde tendríamos la visita de una pareja de cornejas (Corvus corone), que durante un buen rato permanecen ancladas en las ramas secas que sobresalen como agujas a unos 100 metros del camping. Parece gustarles la lluvia. Graznan a menudo. También hemos podido ver hoy planear un busardo ratonero (Buteo buteo) y un buitre leonado (Gyps fulvus) en las enormes montañas que rodean el valle.
Llama la atención la gran cantidad de gorriones que hay en el camping, muy activos entre los campistas. De vez en cuando les proporcionamos alimento en forma de migas de pan mojadas, que son también aceptadas por los numerosos pinzones, a pesar de que ambas especies son esencialmente granívoras.
Hoy estamos a 24 de junio, día de San Juan, y las condiciones climáticas han cambiado mucho desde nuestra llegada al camping, habiendo sufrido 2 fuertes tormentas, la primera nocturna y la segunda diurna. Las temperaturas han bajado considerablemente y podríamos decir que tenemos una especie de primavera en verano.
Como consecuencia de estos cambios, el río baja con aguas turbias y aparentemente sin vida. Pero en las enormes montañas y valles de Ordesa puede haber muchas sorpresas que intentaremos descubrir. Sin ir más lejos, hoy hemos descubierto un ave rapaz planeando sobre el castillo de Torla. Y resulta muy fácil ver cornejas. Asimismo, resulta muy satisfactorio comprobar que las golondrinas comunes(Hirundo rustica) aún no han desaparecido de Torla, a pesar de que algunos de sus habitantes no las quieren.
Estos días las tormentas cambian el paisaje con frecuencia y una mañana, después de la lluvia, observamos a una media docena de buitres leonados planear muy altos sobre una de las montañas que rodean el camping. Por la tarde nos proponemos descubrir y fijar a menor distancia un punto de observación a un promontorio en una montaña casi vertical cercana al río, en donde habíamos visto un buitre, sólo que aún quedaba demasiado lejos para grabarlo o fotografiarlo. Esta tarde, al fin logramos acercarnos más a dicho promontorio, pero sin suerte. Es un lugar ideal en la orilla del Ara, pero hay que caminar casi una hora desde el camping.
Estamos a 1 de julio y el tiempo sigue relativamente estable, aunque no demasiado caluroso. Hoy al amanecer nos proponemos acercarnos al citado promontorio rocoso, una pared vertical de casi 100 metros de altura, en cuya cima está la citada repisa o promontorio. Después de 45 minutos de caminata, partiendo del camping a las 6,30, nos instalamos en el lugar, a orillas del Ara. Durante unas 2 horas miramos una y otra vez a través de los prismáticos, pero tan sólo vemos volar un par de rapaces. En cuanto a los buitres, ni rastro. En el río vemos varias lavanderas cascadeñas (Motacilla cinerea). Tienen la costumbre de tomar por atalaya una roca del río, desde la cual se lanzan en persecución de insectos voladores.
De regreso al camping, un tanto decepcionados, advertimos una gran cantidad de zorzales comunes (Turdus philomelos), cantando (cantan sobre todo al amanecer y al atardecer).
A media tarde nos acercamos a una interesante zona rocosa en el río, en donde por fin logramos ver algunas truchas. Por otra parte, nos hemos dado cuenta de que para observar aves rapaces no hace falta madrugar tanto.
En efecto, hoy, día 4, nos proponemos hacer una caminata a media mañana por el sendero que lleva a Ordesa. Nos detenemos poco antes de llegar al Puente de los Navarros, teniendo en frente una enorme mole rocosa, en la zona en donde hay un afluente del Ara y un puentecillo que lo cruza, formando una poza antes de que las aguas se despeñen entre las rocas.
De pronto vemos aparecer en la pared rocosa, planeando, 2 enormes rapaces. Se trata con toda probabilidad de buitres leonados. Nuestra emoción va en aumento. Tratamos de grabarlos y fotografiarlos. Y lo que no habíamos conseguido hasta ahora estaba ante nuestros ojos. Tomamos algunas imágenes más del río y de todo el lugar, que realmente nos resulta paradisíaco. Incluso logramos ver en la poza algunas truchas. Y de regreso al camping, vemos otra especie de lavandera, la lavandera blanca, (Motacilla alba), portando alimento a sus crías. Es posible que esta lavandera sea menos frecuente en el Ara que la cascadeña. Por la tarde logramos ver al fin cantando, a la salida del camping, en las ramas de un chopo, al frecuentísimo zorzal común.
Tenemos que decir que echamos de menos en el río al cada vez más escaso mirlo acuático (Cinclus cinclus), el cual aún no hemos logrado ver. Asimismo, no parece ser la época adecuada para ver en el valle algún cérvido.
El día 8 repetimos la visita a la zona cercana al Puente de los Navarros, quedándonos a comer; por lo tanto, con bastante tiempo para observaciones. No tenemos que esperar mucho para ver aparecer de nuevo algunas rapaces. Incluso tenemos tiempo para varias tomas del río, que aquí se divide en dos. Junto al puentecillo, vemos más truchas. Pero ni rastro de algún mirlo acuático.
Por otra parte, desde el mismo camping podemos ver de vez en cuando el vuelo de alguna rapaz. Tratar de identificarlas es nuestro objetivo, pero lo dejaremos para los especialistas.
Hoy, día 10, amanece con el destacado canto de las aves, entre las que se encuentra nuestro amigo pinzón vulgar; pero observamos una diferencia, que atribuimos a la segunda ola de calor de este verano. Mientras que hasta hace un par de días, comenzaban a cantar a las 6 de la mañana y al cabo de una media hora enmudecían, esta mañana continuaban cantando hasta bastante más tarde. Hemos de decir que el pinzón canta desde hace días para defender su territorio.
Pero ya hace un par o tres de días que el zorzal común ha dejado de cantar. Estamos a 14 de julio y la segunda ola de calor tiene en alerta a más de 40 provincias, e incluso aquí se hace notar. Sin embargo, al amanecer y al anochecer es necesario ponerse un sueter. Así es la alta montaña. Durante el día algunas zonas del río se convierten en zonas de baño, aunque el agua esté fría. El turismo lo invade todo; así, por parte de la senda peatonal que lleva a la pradera de Ordesa podemos ver circular toda clase de vehículos, sobre todo furgonetas 4 x 4 y campers, tan molestos por la polvareda que desprenden. Algunos de ellos se quedan a pasar la noche en algún recodo. Así pues, la presión humana es tal en estas fechas, que ver animales es prácticamente imposible. Sin embargo, no nos damos por vencidos y continuamos intentándolo.
Así pues, el día 19 descubrimos una nueva ruta para ver otro de los puentes sobre el Ara. Constituyó otra experiencia natural, aunque a estas alturas del verano damos por hecho que la fauna brilla por su ausencia. El río a la altura del puente de Gualar es de una extraordinaria belleza. Este puente era utilizado para pasar los animales y carruajes hacia Torla. El camino antes y después del puente goza de una buena sombra. Pero hay una nota discordante y desagradable: el torrente que baja desde Torla y vierte sus aguas al río, a los pies del puente, huele mal. Y te acompaña en la subida hacia Torla. Pero a pesar de la suciedad de sus aguas, aún se pueden ver truchas en la poza bajo el puente.
Pero hoy no se acaban aquí las sorpresas desagradables. Unos 50 metros en dirección al camping descubrimos en el canal del borde derecho del acceso, el cadáver de un zorro común joven (Vulpes vulpes). Enseguida lo comunicamos a los responsables del camping, sin que hasta el momento de escribir estas líneas (16,39 horas del día 20), nadie se haya preocupado de levantar el cadáver. Además, sobre las 16 horas del mismo día 19 llamamos al ayuntamiento de Torla. Nos prometen que darían las instrucciones pertinentes para retirar el cadáver.
En plena temporada turística, teniendo en cuenta además que el zorro yace sobre una corriente de agua entre la vegetación que se vierte en el Ara a pocos metros, en un lugar donde se baña mucha gente, resulta increíble que las autoridades no hayan retirado aún dicho animal. Además, se tendría que comprobar la causa del fallecimiento.
Y aunque parezca mentira, cuando ayer nos imaginábamos que el cadáver del zorro lo habían llevado a algún lugar apropiado, comprobamos hoy, día 22, que a algún imbécil no se le ocurrió otra idea que tirarlo al otro lado de la carretera de acceso al camping, siguiendo a la vista de todo el mundo. Quizá la única ventaja sea que ya no pueda contaminar el agua. ¡Loable trabajo tanto del ayuntamiento de Torla como de los responsables del camping Río Ara! ¿Es que no existe otra forma de desprenderse de un cadáver en una zona habitada? Es una vergüenza. Y un peligro para la natura y todos sus demás seres vivientes. Comprobamos que el mal olor empieza a ser evidente por la descomposición del animal.
Vistos los aspectos tan desagradables que acabamos de describir, y dado que a estas alturas del verano es escasa la actividad de los animales, aunque hace unos días hemos podido ver una culebra de escalera junto al muro, el día 25 volveremos a casa. Queda sobre todo el recuerdo de la grandiosidad y belleza de la naturaleza que nos ha rodeado durante más de un mes.
CARTAS DESDE MI CARAVANA
Cercano el fin de la primavera de 2022, cuando cada vez más muchas especies de aves dan por terminada la reproducción, hoy, día 10 de junio, nos instalamos en el Camping La Vall, situado a las afueras de Taradell (Barcelona). Lo primero que nos sorprende es el canto o reclamo de las abubillas (Upupa epops), que descubrimos entre los numerosos arces que sirven de sombra a los campistas. Pero también se dejan oír los pinzones vulgares (Fringilla coelebs), los trepadores azules (Sitta europaea) y colirrojos tizones (Phoenicurus ochrurus), entre otros.
A la entrada del camping está situada una especie de laguna con abundantes carpas, que descubrimos a última hora de la tarde. También los omnipresentes ánades reales o azulones (Anas platyrhynchos) y alguna otra especie que esperamos poder identificar en los próximos días. En su página web el camping dice que la laguna es lugar de parada de aves migradoras.
Al otro lado de la cerca que delimita el camping pace durante todo el día un formidable caballo frisón holandés negro, y más allá, en otro de los frondosos campos de hierba verde, salen a pastar a última hora de la tarde un gran rebaño de ovejas y cabras. La Vall (el valle) hace honor a su nombre, pues mires donde mires puedes ver la exuberante masa arbórea de las faldas del macizo del Montseny: encinares, robledales, pinos..., el bosque está por todas partes. Como no puede ser de otro modo, aquí aún queda mucha fauna, tanto ornítica como mamíferos.
En nuestro segundo día en el camping y en el momento en que escribo este resumen del día, las 23 horas, puedo escuchar los gritos del Cárabo común (Strix aluco) una especie de ave rapaz nocturna aún abundante. Pero ayer a mediodía pude oír al otro lado de la cerca el reclamo de la perdiz roja (Alectoris rufa), pero ¡cuidado!, pues he podido oír también algunos disparos de los indeseables cazadores. Pero a pesar de todo las aves son muy persistentes: sobre nuestras cabezas vuelan durante casi todo el día los vencejos reales (Apus melba), también en menor número las golondrinas comunes (Hirundo rustica).
Estamos en medio de una ola de calor que durará al menos hasta el día 15 y, naturalmente, también las aves la sufren, motivo por el cual languidecen sus reclamos y cantos en las horas centrales del día, aunque no detiene a un insistente colirrojo tizón o el up pu pu, up pu pu de las abubillas.
En nuestra tercera jornada en el camping, llega la hora de madrugar, algo muy obligado para un naturalista si de verdad quiere ver fauna. De manera que a las 6,40 de la mañana caminamos hacia la salida del camping y justo en un extremo del campo que linda con el lago, vemos un grupo de unos 5 o 6 gansos del Nilo (Alopochen aegyptiaca). Grabo varias secuencias de estas aves, pastando. Enseguida advierten nuestra presencia y algunos se alejan graznando. Continuamos a lo largo de la carretera en medio de una sinfonía de cantos y reclamos de los paseriformes. Descubrimos cornejas (Corvus corone) y una de ellas se posa en las ramas de un pino y lanza su lastímero graznido. Pero a estas horas de la mañana son muchas las aves activas: pinzones vulgares (Fringilla coelebs), picos picapinos (Dendrocopos major) y pito real (Picus viridis) son los que más se oyen.
Tras poco más de una hora de observación, con tan solo una limonada en el estómago, volvemos a la caravana satisfechos por ver tanta vida a nuestro alrededor. Hemos de hacer constar que no citamos todas las aves que vemos. Además, tenemos ocasión de grabar una buena imagen de aquel fantástico caballo holandés.. Seguimos sin apenas ver las tan oídas abubillas, que parecen abundantes. Sin embargo, por la tarde logramos grabar al colirrojo tizón en los alrededores de nuestra caravana. Pero el broche de oro de nuestras observaciones del atardecer fue la perdiz roja sobre las rocas que hay al otro lado de la cerca. Constituyó una emocionante aparición, con su reclamo característico. Pero poco antes, en el lago alguien echó un trozo de pan, por el cual se entabló una competición entre enormes carpas y algunos patos. Francamente, hoy ha sido un día muy emocionante.
Una mañana nos despertó el sonido de los cencerros de las ovejas al otro lado de la valla. Por tanto, ese día también madrugamos para grabarlos. Después de lo cual subimos pista arriba hasta las afueras del camping, en donde hay más monte con encinas, pinos y rocas, pero también una zona ondulante con la hierba recién segada. Allí localizamos un zorzal común (Turdus philomelos), buscando alimento en el suelo. Le gusta subirse a las ramas de los árboles para cantar. Por la tarde nos sorprende la presencia de una abubilla en medio de la pista, pero al acercarnos emprende su desgarbado vuelo hacia el encinar. Durante la siesta bajo el toldo de la caravana, se acerca un arrendajo común (Garrulus glandarius) que se lía a comer algo durante un buen rato entre las ramas de un árbol cercano(?). El calor resulta tan sofocante, que las aves apenas se hacen oír.
Y no podemos dejar este camping sin acercarnos a una granja de animales domésticos que hay en las afueras, cerca de la entrada. Vemos unas cabrillas y un burro que hacen las delicias de la gente. Hay además pollitos sueltos, y en una charca vemos algunos patos, además de un ánsar enorme. Antes del mediodía podemos oír el arrullo de un ave que no hace muchos años era abundantísima: la tórtola europea (Streptopelia turtur). Los cazadores casi han acabado con ella.
Sin embargo, el trepador azul (Sitta europaea) aún es abundante. Los vemos en los troncos y ramas de los arces del camping. Pero quienes se llevan la palma de la abundancia son los mirlos comunes (Turdus merula), que están por todas partes. Entre los ofidios hemos podido ver dos crías de serpiente, tanto de noche como al amanecer, una cerca de los lavabos.
Por último, vemos el simpático petirrojo (Erithacus rubecula) y también un conejo de monte, éste al otro lado de la cerca, entre las rocas. También hemos podido oír y ver volar al ratonero común (Buteo buteo).
Nos vamos hoy, día 18, pero nos dejábamos algunas cosas sin contar, como por ejemplo haber visto una salamanquesa en el water, que se escondió nada más verme entrar. Por otra parte y sobre todo por las mañanas, se siguen oyendo en el monte más allá del camping, el monótono y lánguido canto de las totovías (Lullula arborea).CARTAS DESDE MI CARAVANA
Cercano el fin de la primavera de 2022, cuando cada vez más muchas especies de aves dan por terminada la reproducción, hoy, día 10 de junio, nos instalamos en el Camping La Vall, situado a las afueras de Taradell (Barcelona). Lo primero que nos sorprende es el canto o reclamo de las abubillas (Upupa epops), que descubrimos entre los numerosos arces que sirven de sombra a los campistas. Pero también se dejan oír los pinzones vulgares (Fringilla coelebs), los trepadores azules (Sitta europaea) y colirrojos tizones (Phoenicurus ochrurus), entre otros.
A la entrada del camping está situada una especie de laguna con abundantes carpas, que descubrimos a última hora de la tarde. También los omnipresentes ánades reales o azulones (Anas platyrhynchos) y alguna otra especie que esperamos poder identificar en los próximos días. En su página web el camping dice que la laguna es lugar de parada de aves migradoras.
Al otro lado de la cerca que delimita el camping pace durante todo el día un formidable caballo frisón holandés negro, y más allá, en otro de los frondosos campos de hierba verde, salen a pastar a última hora de la tarde un gran rebaño de ovejas y cabras. La Vall (el valle) hace honor a su nombre, pues mires donde mires puedes ver la exuberante masa arbórea de las faldas del macizo del Montseny: encinares, robledales, pinos..., el bosque está por todas partes. Como no puede ser de otro modo, aquí aún queda mucha fauna, tanto ornítica como mamíferos.
En nuestro segundo día en el camping y en el momento en que escribo este resumen del día, las 23 horas, puedo escuchar los gritos del Cárabo común (Strix aluco) una especie de ave rapaz nocturna aún abundante. Pero ayer a mediodía pude oír al otro lado de la cerca el reclamo de la perdiz roja (Alectoris rufa), pero ¡cuidado!, pues he podido oír también algunos disparos de los indeseables cazadores. Pero a pesar de todo las aves son muy persistentes: sobre nuestras cabezas vuelan durante casi todo el día los vencejos reales (Apus melba), también en menor número las golondrinas comunes (Hirundo rustica).
Estamos en medio de una ola de calor que durará al menos hasta el día 15 y, naturalmente, también las aves la sufren, motivo por el cual languidecen sus reclamos y cantos en las horas centrales del día, aunque no detiene a un insistente colirrojo tizón o el up pu pu, up pu pu de las abubillas.
En nuestra tercera jornada en el camping, llega la hora de madrugar, algo muy obligado para un naturalista si de verdad quiere ver fauna. De manera que a las 6,40 de la mañana caminamos hacia la salida del camping y justo en un extremo del campo que linda con el lago, vemos un grupo de unos 5 o 6 ánsares comunes (Anser anser). Grabo varias secuencias de estas aves, pastando. Enseguida advierten nuestra presencia y algunos se alejan graznando. Continuamos a lo largo de la carretera en medio de una sinfonía de cantos y reclamos de los paseriformes. Descubrimos cornejas (Corvus corone) y una de ellas se posa en las ramas de un pino y lanza su lastímero graznido. Pero a estas horas de la mañana son muchas las aves activas: pinzones vulgares (Fringilla coelebs), picos picapinos (Dendrocopos major) y pito real (Picus viridis) son los que más se oyen.
Tras poco más de una hora de observación, con tan solo una limonada en el estómago, volvemos a la caravana satisfechos por ver tanta vida a nuestro alrededor. Hemos de hacer constar que no citamos todas las aves que vemos. Además, tenemos ocasión de grabar una buena imagen de aquel fantástico caballo holandés.. Seguimos sin apenas ver las tan oídas abubillas, que parecen abundantes. Sin embargo, por la tarde logramos grabar al colirrojo tizón en los alrededores de nuestra caravana. Pero el broche de oro de nuestras observaciones del atardecer fue la perdiz roja sobre las rocas que hay al otro lado de la cerca. Constituyó una emocionante aparición, con su reclamo característico. Pero poco antes, en el lago alguien echó un trozo de pan, por el cual se entabló una competición entre enormes carpas y algunos patos. Francamente, hoy ha sido un día muy emocionante.
Una mañana nos despertó el sonido de los cencerros de las ovejas al otro lado de la valla. Por tanto, ese día también madrugamos para grabarlos. Después de lo cual subimos pista arriba hasta las afueras del camping, en donde hay más monte con encinas, pinos y rocas, pero también una zona ondulante con la hierba recién segada. Allí localizamos un zorzal común (Turdus philomelos), buscando alimento en el suelo. Le gusta subirse a las ramas de los árboles para cantar. Por la tarde nos sorprende la presencia de una abubilla en medio de la pista, pero al acercarnos emprende su desgarbado vuelo hacia el encinar. Durante la siesta bajo el toldo de la caravana, se acerca un arrendajo común (Garrulus glandarius) que se lía a comer algo durante un buen rato entre las ramas de un árbol cercano(?). El calor resulta tan sofocante, que las aves apenas se hacen oír.
Y no podemos dejar este camping sin acercarnos a una granja de animales domésticos que hay en las afueras, cerca de la entrada. Vemos unas cabrillas y un burro que hacen las delicias de la gente. Hay además pollitos sueltos, y en una charca vemos algunos patos, además de un ánsar enorme. Antes del mediodía podemos oír el arrullo de un ave que no hace muchos años era abundantísima: la tórtola europea (Streptopelia turtur). Los cazadores casi han acabado con ella.
Sin embargo, el trepador azul (Sitta europaea) aún es abundante. Los vemos en los troncos y ramas de los arces del camping. Pero quienes se llevan la palma de la abundancia son los mirlos comunes (Turdus merula), que están por todas partes. Entre los ofidios hemos podido ver dos crías de serpiente, tanto de noche como al amanecer, una cerca de los lavabos.
Por último, vemos el simpático petirrojo (Erithacus rubecula) y también un conejo de monte, éste al otro lado de la cerca, entre las rocas. También hemos podido oír y ver volar al ratonero común (Buteo buteo).
Nos vamos hoy, día 18, pero nos dejábamos algunas cosas sin contar, como por ejemplo haber visto una salamanquesa en el water, que se escondió nada más verme entrar. Por otra parte y sobre todo por las mañanas, se siguen oyendo en el monte más allá del camping, el monótono y lánguido canto de las totovías (Lullula arborea).
CARTAS DESDE MI CAMPER
Bellaterra, 23 de octubre de 2021
La temperatura, crucial en la vida de las mariposas.
Como en otras ocasiones, volvemos a este soleado lugar a media mañana de un día de otoño casi soleado y -a estas horas- con una temperatura agradable.
Como cabe imaginarse estamos situados en una franja con árboles dispersos, sobre todo pinos, con demarcaciones señaladas por bolardos de piedra, posiblemente para que la gente no entre el coche y acampe.
En la zona soleada se concentra muy buena temperatura durante las primeras horas de la tarde. Pronto me veo rodeado de varias especies de mariposas, sobre todo Vanesa Atalanta ( Vanessa Atalanta ) y una Machaon (Papilo Machaon). Ninguna de ellas parece asustarse demasiado con mi presencia. Pero el vuelo de las mariposas sólo dura hasta las 6 de la tarde, hora en que salí de la camper para echar un vistazo a la franja sólo ya soleada tenuamente y habiendo descendido bastante la temperatura. Entonces para nosotros quedó claro que las mariposas -que en general viven poco tiempo-, necesitan una temperatura determinada para poder volar.
CARTAS DESDE MI CAMPER
Sant Quirze Safaja, 9 de octubre de 2021
Tomando el desvío en la C-59 poco antes de Castelltersol y pasadas las 6 0 7 casas -entre ellas la sede del Ayuntamiento de Sant Quirze y la farmacia-, aparcamos nuestra camper en un amplio terreno al lado del colegio. Hoy es sábado y no hay clase. Frente a mi se extiende un largo campo recién roturado, bordeado de chopos, arbustos y maleza y por donde discurre la riera Tenes ; a mi derecha y un poco más elevada se encuentra la carretera que nos ha traído hasta aquí y que dispone de un arcén con protecciones de madera para que los críos puedan venir al cole con seguridad. Y a un lado y a otro de este exuberante valle, la montaña y sus pinares: piñoneros y otra especie muy frecuente en estas montañas, que tiene un porte elevado y recto. Pero también hay aquí roquedos en la falda de la montaña en cuya cima está situado el viejo pueblo de Sant Quirze, del que destaca el campanario de su iglesia.
Por lo descrito anteriormente nos imaginamos que debería haber aquí mucha fauna, pero la fauna es siempre muy difícil de ver, sobre todo a ciertas horas del día. En el momento en que escribo estas líneas son las 5,35 de la tarde. Hemos llegado aquí sobre las 11,15. Para perturbar el posible avistamiento de alguna ave, irrumpen en el terreno en donde estamos situados una grupo de adolescentes muy animados en sus juegos.
No obstante, hemos podido observar a través de los prismáticos un zorzal común ( Turdus philomelos), dispuesto a tragarse una gran lombriz que descubre en el campo recién labrado. Asimismo, un mirlo común (Turdus merula ) corretea sobre la tierra desnuda con el mismo propósito.
Finalmente, decir que de vez en cuando se puede oír el graznido del cuervo, pues como hemos podido comprobar, suele criar en estos roquedos.
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CARTAS DESDE MI CAMPER
Bellaterra, 18 de septiembre de 2021
En los montes que rodean Bellaterra hay un lugar elevado -en la confluencia de dos pistas, una de ellas asfaltada en parte- en cuyos laterales siempre encontramos un espacio para aparcar y pasar unas cuentas horas disfrutando de la naturaleza. ¿De qué manera?
Pues bien, hoy es un día especial. Después de una buena caminata bajando la montaña por el otro lado, encontrándonos tan solo con algún esforzado ciclista, volvemos a la camper para la comida y justo entonces empieza a tronar. El paisaje y nosotros mismos -sudorosos por la subida- cambiamos radicalmente. Comienza a llover y a tronar intensamente, el sol desaparece y los árboles y arbustos que nos rodean se impregnan de agua; la pista de tierra y gravilla se empapa y por las pendientes bajan torrenteras.
Continúan los truenos y relámpagos y se hace tan oscuro durante más de una hora, que a las cinco de la tarde parece anochecer. La lluvia a veces es tan intensa que nos obliga a cerrar la ventana y las claraboyas.
Estamos a punto de entrar en el otoño, y debido a que el Mediterráneo aún sigue muy caliente, es normal que tengamos sorpresas con el tiempo. Pero visto desde el punto de vista ecológico, hay que reconocer que nos ofrece momentos mágicos. Atrás parecen quedar los monótonos días del verano.
Las aves también notan estos cambios. El petirrojo común (Erithacus rubecula) canta casi como en primavera. Incluso en esta tarde lluviosa, veo desplazarse de uno a otro arbusto una curruca cabecinegra ( Sylvia melanocephala).
En resumen, quienes de verdad amamos la naturaleza podemos encontrar en momentos como estos, entre el tintineo de la lluvia, la semioscuridad y el silencio -salvo cuando truena- un momento para reflexionar sobre la identidad del ser humano, que tan importante se cree y lo insignificante que es en comparación con la naturaleza que le rodea. Por algo los animistas veían un espíritu en cada una de sus manifestaciones.
(Sergio Reinaldo)
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SANT QUIRZE SAFAJA, un soplo de aire fresco en el calor del verano.
Dejamos la C 59 poco antes de Castelltersol, internándonos súbitamente en el valle de Sant Quirze. Enseguida vemos la torre de la iglesia, como testigo sobresaliente de un minúsculo pueblo de Catalunya casi excavado en la roca y situado en un cerro. De hecho, en el acceso al Park del Aigua, en donde hay un precioso embalse con mucha sombra y zonas de descanso y esparcimiento, vemos unas enormes paredes rocosas que contrastan con la exuberancia de la arboleda por donde discurre la riera Tenes.
El pueblo sólo tiene una calle principal, pero los muros de sus casas nos dan una idea de que aquí hace mucho frío en invierno. Y esto lo hemos podido comprobar en varias ocasiones. Sant Quirze tiene el privilegio de estar rodeado de grandes bosques de pinos negros en sus montañas, además de las choperas del Tenes, lo cual visto desde el pueblo y desde abajo nos ofrece, además de grandes panorámicas, la posibilidad de ver algunas aves rapaces, incluidos los muy frecuentes córvidos. Sant Quirze tiene el honor de ser el lugar de nacimiento de un gran poeta: Màrius Torres. Hay una subida al pueblo que lleva su nombre.
En el embalse, en cuyas orillas crecen sauces llorones, proporcionando una abundante sombra ya en el aparcamiento del Park del Aigua, podemos ver, además de tortugas y carpas, los siempre presentes ánades reales. Pero los carteles oficiales indican que aquí hay también cormoranes y nutrias. Nosotros aún no los hemos visto. Pero sí un martín pescador.
En resumen, los amantes de la natura y de la tranquilidad deberían darse una vuelta por Sant Quirze de Safaja, pues creemos que no se arrepentirían.
El camping Illa se encuentra escasos kilómetros de aquí.
Fotos y vídeo: Sergio Reinaldo
Formato de video Windows Media [5.0 MB]
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LLEGADA DE AVES MIGRADORAS
Fecha: 8-3-21
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Curruca capirotada
Período: Reproducción
Criterio: Primer individuo detectado
Número de ejemplares: 1
Observaciones: Un macho cantando en arboleda Park de la Riera, en afueras de Cerdanyola del Vallés.
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Fecha: 17-4-21
Población: Sant Cugat
Especie: Mosquitero papialbo
Período: Reproducción
Criterio: Primer individuo detectado
Número de ejemplares: 1
Observaciones: Detectado reclamo en monte mediterráneo afueras de Sant Cugat.
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Fecha: 2-4-21
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Vencejo real
Período: Reproducción
Criterio: Más de un individuo
Número de ejemplares: 10
Observaciones: Volando sobre Cerdanyola del Vallés.
Fecha: 14-4-21
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Golondrina común
Período: Reproducción
Criterio: Más de un individuo
Número de ejemplares: 15
Observaciones: Detectado el vuelo de varios individuos en Park de la Riera, afueras de Cerdanyola del Vallés.
Fecha: 12-4-21
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Ruiseñor común
Período: Reproducción
Criterio: Primer individuo detectado
Número de ejemplares: 1
Observaciones: Cantando en soto de la Riera de Sant Cugat, afueras de Cerdanyola del Vallés.
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Fecha: 14-4-21
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Abejaruco europeo
Período: Reproducción
Criterio: Varios individuos detectados
Número de ejemplares: 5 o 6
Observaciones: En vuelo sobre los campos afueras de Cerdanyola del Vallés.
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Fecha: 2-5-21
Población: Sant Cugat del Vallés
Especie: Zarzero poliglota
Período: Reproducción
Criterio: Primer individuo detectado
Número de ejemplares: 1
Observaciones: En la zona de Vallsolana, en un zarzal de los muchos que
bordean la carretera abandonada.
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Fecha: 7-5-21
Población: Cerdanyola del Vallés
Especie: Oropéndola europea
Período: Reproducción
Criterio: Primer individuo detectado
Número de ejemplares: 1
Observaciones: Las llamadas de un macho en arboleda Park de la Riera, orillas de Riera de Sant Cugat, afueras de Cerdanyola.
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CUANDO EL HAMBRE APRIETA
Formato de video Windows Media [3.7 MB]
En una soleada mañana del mes de octubre, mientras caminábamos por la acera de una calle relativamente tranquila que bordea el Parque de la Riera de Cerdanyola, tuvimos la grata sorpresa de toparnos con un jabalí en los límites del bosque, que no pensaba en otra cosa que en alimentarse hozando entre la maleza..., y siempre encontraba algo. Cojeaba un poco, lo cual no le impedía alejarse cuando alguien se acercaba deprisa.
Lo pudimos ver por segunda vez en el mismo lugar. Pero ahora o ha abandonado el lugar o ha sido eliminado por los servicios de medio ambiente. No lo sabemos ni falta que hace.
Lo cierto es que los jabalíes pasan hambre y se ben obligados a salir del bosque y merodear por los parques y jardines en busca de lombrices, como podemos comprobar también cerca del mencionado parque. Les hemos arrebatado sus dominios y ahora se acercan a nosotros.
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EL PRIMER DÍA EN LIBERTAD
Hoy, día 2 de mayo de 2020, no es un día cualquiera. Después de 7 semanas de confinamiento en casa, al fin tenemos la dicha de poder admirar de nuevo nuestra naturaleza y todo lo que con ella se relaciona, que no es poco.
Aunque sea una libertad condicionada, porque sólo disponemos -los mayores de 70 años- de un par de horas, quienes tenemos la suerte de vivir cerca de un parque como el Parque de la Riera de Sant Cugat, en las afueras de Cerdanyola del Vallés, tenemos la inmensa fortuna de disfrutar de la exuberancia que, como siempre, nos trae esta medio robada primavera.
Así pues, entre la tupida vegetación de las orillas de la riera, podemos oír al ruiseñor común (Luscinia megarhynchos), más arriba, entre la arboleda, a la oropéndola (Oriolus oriolus), ambos procedentes de África; luego, conforme vamos caminando a lo largo del arroyo (riera), descubrimos una especie muy abundante en los últimos años, el zarcero común (Hippolais polyglotta), así como la curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) y, por supuesto, la capirotada (Sylvia atricapilla) y otras currucas. He citado a los que hacen más ruido con sus cantos y reclamos, por lo que la lista de pájaros es bastante más larga.
Pero no sólo por los cantos de los pájaros, sino por la fantástica estampa de las arboledas, cañaverales y el tranquilo fluir de las aguas de la riera, aunque en algunos pasos forma cascadas, merece este parque nuestra máxima atención. Representa una necesidad cotidiana de aire fresco y libertad.
Desgraciadamente, no todo el año podemos disfrutar de tanta vida en la naturaleza del parque. Por ejemplo, la calidad de las aguas de la riera deja mucho que desear. Por supuesto, ya no se suele ver al martin pescador (Alcedo atthis), frecuente hace años. La pandemia del coronavirus ha beneficiado mucho a la naturaleza y sus animales, una muestra más de la perversa actuación del hombre sobre el medio.
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GOLONDRINAS COMUNES EN ENERO
En el día de hoy, 13 de enero de 2020, no salgo de mi asombro al ver volar sobre el Parque de la Riera de Sant Cugat, afueras de Cerdanyola del Vallés (Barcelona) a un número indeterminado de golondrina común, pero que no sería inferior a unos 8 o 10 individuos.
Hasta la fecha, las golondrinas solían verse por estos lares sólo a primeros de abril. Es la primera vez que ocurre. ¿Qué ha pasado? Es posible que sean ejemplares divagantes invernantes en las costas mediterráneas. O que debido al cambio climático hayan decidido adelantar su llegada. Sin embargo, la temperatura -hoy de unos 8 grados-, con la consiguiente escasez de insectos, no las ayudaría a reproducirse ni tampoco las inclemencias del invierno de los próximos días, por lo que hay que descartar que su visita sea para este menester.
El cambio climático nos deparará muchas sorpresas, y las pobres golondrinas han perdido ya gran número de sus efectivos. Que las veamos en enero es también un mal presagio. Tendremos que estar atentos en los próximos días para ver la evolución de estos hechos.
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CARTAS DESDE LA NATURALEZA
NACIMIENTO DEL RÍO MUNDO
A unos siete kilómetros de Riópar (Albacete) se encuentra uno de los puntos más visitados de Albacete: el nacimiento del río Mundo. Mucha gente piensa que Albacete es una interminable llanura. Se equivocan. Dejando atrás la capital por la N-322, pronto nos internaremos en la sierra de Alcaraz por el desvío a la altura de Riolid.
Después de 26 kilómetros de curvas, llegamos a Riópar. Y a la salida del pueblo nos encontramos el desvío en dirección Siles. Estamos en plenas sierras de Alcaraz y Segura, los paraísos de la Capra Pyrenaica. Pero hay muchísimas cosas más, aparte de los inmensos pinares de estas sierras.
En primer lugar, visitamos el nacimiento del Mundo. Pronto encontramos el desvío que nos llevará al aparcamiento. Poco antes, a nuestra derecha vemos el primer promontorio rocoso y descubrimos el vuelo de varias parejas de buitre leonado (Gyps fulvus). Tras dejar el coche en el aparcamiento, descubrimos la primera cascada. Hasta la zona en donde cada año se produce el famoso “reventón” hay una senda apta para casi todo tipo de personas, si bien la etapa final es un poco empinada. Se tarda alrededor de una hora en cubrir todo el recorrido. Pronto topamos con el río en su parte más tranquila, la del fondo del valle, en donde crecen especies de árboles centenarios, además de pinos. Pero también hay bosques por donde pululan muchos pajarillos, que en esta época -primavera- no dejan de cantar y reclamar. A medio camino, el río comienza a retorcerse y bifurcarse entre rocas. Vemos las primeras cascadas de aguas cristalinas. Aquí todavía no ha llegado la contaminación provocada por el hombre. Está totalmente prohibido arrojar desperdicios a la natura o coger cualquier especie de planta. Iniciamos la subida hacia las cascadas más altas. Y sobre nosotros, allá en lo alto de una pared rocosa de más de cien metros, surge una cascada, la del “reventón”, que es agitada por el viento. Millones de años la han convertido en lo que es hoy. Nos parece una zona de rocas calcáreas. En estas sierras hay muchas. El viento y la lluvia las ha ido modelando. Un poco más abajo se forma otra cascada mucho más accesible, en donde se congrega la gente para tomar fotos. Hay un puentecito que ofrece una buena vista de las cascadas. Todo ello nos parece el paraíso. Hay también una buena vista de la grandiosidad de la sierra, con una gran masa forestal que nos parece poco alterada, a no ser por algunas plagas de procesionarias.
Dejamos el lugar maravillados de tanta belleza natural, pero tenemos que advertir que un poco más arriba del desvío al nacimiento del río, existe un gran aparcamiento desde el que se pueden hacer varias excursiones hasta la zona de Los Chorros, como también se le llama al nacimiento del Mundo.
(Sergio Reinaldo)
CARTAS DESDE LA NATURALEZA
Camping El Garrofer (El Algarrobo) – Sitges – Barcelona.
Especies de aves que se han convertido casi en una plaga no faltan en este camping, como la tórtola turca (Streptopelia decaocto), una granívora que tampoco desprecia las migas de pan. Una pareja está casi siempre a la puerta de nuestra caravana. Se reproducen de enero a octubre y pueden tener varias nidadas.
Este camping es muy grande y está poblado de pinos, y tórtolas y urracas campan a sus anchas, por lo que hay que tener cuidado con las kakas, pues una mañana encontramos el capó del coche con una, enorme... Decir que esta especie suele criar en las ramas de los pinos o diversas frondosas.
En cuanto a las urracas (Pica pica), hemos visto un pollo, siempre hambriento, reclamando alimento a su madre, tanto en el suelo como en las ramas. Hemos comprobado cómo ésta baja al suelo a por un trozo de pan y se lo ofrece. Pronto el pollo da cuenta del alimento y sigue chillando y agitando las alas. Su apetito parece ser insaciable.
Las urracas se alimentan de casi todo, incluso de carroñas. Además, se trata de un ave que se ha aproximado al hombre, no sin cautela. Por lo tanto, aparecen en casi todas partes, excepto en alta montaña. Es el córvido más popular, pero odiado por los campesinos por daños a sus cosechas.
Un día, dando un paseo por el camping y al mirar hacia la copa de los pinos, nos sorprende la presencia de una ardilla roja (Sciurus vulgaris). Afortunadamente, yo tenía mi cámara a punto, y la seguí durante un buen rato, incluso pude ver cómo se comía una piña. Disfruté mucho grabándola. Aquí no parecen temer demasiado a la gente. Como todo el mundo sabe, son roedores muy ágiles trepando de rama en rama.
En la parte del camping más alejada de recepción, aquella que da a la montaña y a los viñedos, hemos podido ver al frecuentísimo estornino negro (Sturnos unicolor), así como agateadores comunes (Certhia brachydactyla). El agateador es frecuente verlo subirse por los troncos y las ramas de los árboles. Y al estornino le gusta buscar insectos y escarabajos entre la hierba. En algunos lugares se han convertido casi en una plaga.
Finalmente, decir que oímos de vez en cuando el canto del jilguero (Carduelis carduelis) no muy lejos de donde tenemos instalada la caravana. Se trata de otro granívoro frecuente en nuestros campos y bosques.
(Sergio Reinaldo)
CARTAS DESDE LA NATURALEZA
Habíamos subido el puerto Las Crucetas, de 1.300 metros de altitud, con unas fantásticas vistas de la sierra de Alcaraz; habíamos visto unas cuantas cabras montesas (Capra pyrenaica) cuando descendíamos por el otro lado en dirección a Riópar y, finalmente, aunque cansados de tantas curvas, pero disfrutando grandemente del paisaje serrano, llegamos al camping Río Mundo. El río nos recibe a la entrada, limpio entre la exuberante naturaleza.
Se podría pensar que los campings no ofrecen demasiada naturaleza, sobre todo los situados en la costa, pero no es así. Cada camping tiene su propia fauna, si sabemos descubrirla. Íbamos a permanecer en el Río Mundo del 5 al 19 de mayo.
Lo primero que nos llamó la atención aquí es el reclamo de un pájaro, el trepador azul (Sitta europaea), que no dejábamos de oír en casi todo el camping. Pronto descubrimos que una pareja tenía el nido en el agujero de un chopo, no lejos de nuestra caravana. Es una especie abundante y muy forestal, que se alimenta de insectos. Es muy inquieto y tiene la costumbre de bajar por los troncos cabeza abajo.
Un reclamo muy sonado en nuestras sierra del sur en primavera y verano es el de la oropéndola (Oriolus oriolus), un pájaro del tamaño de un mirlo, predominantemente de color amarillo, que viene desde África a reproducirse a nuestra Península, construyendo un nido en forma de cesta, que pende de la rama de un árbol. Junto con el mirlo común (Turdus merula) la podemos oír claramente casi todo el día.
Pronto vemos bajar al suelo a una pareja de pinzones comunes (Fringilla coelebs), los cuales, aunque granívoros, no desprecian las migas de pan. También les oímos cantar y reclamar en el camping. En realidad, todas las aves reclaman y cantan más que nunca en estas fechas, por lo que no podemos señalarlos a todos.
En la base de la rama de un pino laricio de nuestro camping, descubrimos una tarde cómo una pareja de papamoscas gris (Muscicapa striata) construye su nido. Este pájaro, como su nombre en castellano indica, se alimenta de varios insectos, sobre todo de moscas. Las atrapa al vuelo, con una pericia increíble. Lo podemos comprobar desde nuestra caravana. Se trata de un pájaro que emigra a África y vuelve en primavera para criar.
Como el río Mundo fluye junto al camping y en sus márgenes hay un exuberante bosque, no es de extrañar que diversas currucas canten en esta época. Hace unos 2 meses que volvieron de sus lugares de invernada para reproducirse, sin pensar que algunos de sus huevos serán sustituidos por los del cuco común (Cuculus canorus), ese gran oportunista parásito, muy amigo de rondar por estas frondosidades.
Finalmente, no podemos dejar de mencionar la presencia de diversos pájaros carpinteros, cuyo tamborilear percibimos con frecuencia en nuestro camping del río Mundo.
(Sergio Reinaldo)
CRECER CON LA BASURA
Hace tiempo me encontré con unos colegios en los montes de Bellaterra. Los niños se afanaban en plantar pinos piñoneros.
Esos pinos -cuento unos 15 o 20- han crecido ya algo. Son de crecimiento lento. Lo que no es de crecimiento lento es la basura dejada a sus pies.
No hay rincón de nuestros montes que se salve de la basuraleza. Ni de los restos de los cartuchos de los cazadores.
En otra ocasión y en los mismos lugares, afortunadamente pude ver a una asociación de voluntarios por la limpieza de montes, también de Bellaterra, que había recogido unas cuantas bolsas de basura y se disponían a llevársela cada miembro en su coche.
Todas estas buenas acciones serán claramente insuficientes si no se vigilan más nuestros montes, comenzando por los entornos más cercanos. Cuando los jóvenes se reúnen los fines de semana, parece que dejan ver claramente su menosprecio hacia la naturaleza, abandonando en el monte toda clase de desperdicios, como si su entorno fuera un vertedero.
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PARQUE NATURAL DEL MONTSENY
El día 2 de marzo visitamos este parque natural, marco incomparable para los amantes de la naturaleza y la montaña, cuya cumbre más alta es el Turó de L´Home, con 1712 metros. Las vistas desde aquí son sencillamente fabulosas.
Los hayedos son otra característica del parque, con sus raices agarrándose desesperadamente al sustrato poco consistente. En algunos lugares a lo largo de la carretera, estas raices sobresalen en los bordes formando recónditos huecos por falta de tierra, por lo que creemos que durante los temporales de viento son un auténtico peligro por la caída de árboles. De todas maneras, cuando hace mal tiempo no es conveniente subir aquí por razones evidentes.
Hay en el Montseny algunos torrentes, lugares propicios para la vida del tritón pirenaico, pero en el pantano que forman estas corrientes de agua se pueden ver truchas.
En los hayedos, además de los pájaros carpinteros, agateadores y otras especies, el pinzón común parece ser el rey.
En resumen, por su colorido, casi siempre cambiante, por el silencio, por el aire puro y fresco y por un sinfin de actividades que podemos practicar los amantes de la natura, un estancia aquí puede ser de lo más interesante.
Pincha a continuación para ver vídeo relacionado:
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ABEJARUCO COMÚN (Merops apiaster)
Es un gran volador, que podemos ver instalarse en taludes arenosos en las orillas de los ríos y arroyos, canteras entre pinares y otros lugares con árboles y arbustos dispersos, incluido monte bajo. Llegan a nuestras latitudes a mediados de abril procedentes del África subsahariana, coincidiendo con la abundancia de insectos: abejoros, libélulas, abispas y abejas.
A pesar de la persecución declarada por algunos apicultores, es una de las pocas especies que no está en peligro. Sin embargo, existen otros problemas que poco a poco les están perjudicando, como es la intensificación de las fumigaciones en nuestros campos y montes con insecticidas, plaguicidas y demás venenos que hacen que cada vez haya menos insectos. Por consiguiente, estamos asistiendo a una disminución
del número de puestas, pasando en algunos casos de 6 a 2 huevos. Esto parece ser una medida de subsistencia de los pollos por la falta de insectos.
Como hemos podido comprobar, los abejarucos machos ofrecen insectos a las hembras durante el galanteo. Cuando se establece la pareja, al poco tiempo de llegar a los lugares de reproducción, comienzan la tarea de perforar un nuevo nido o acondicionar uno ya existente. En el caso de uno nuevo, tardan alrededor de unos 15 o 20 días, dependiendo de la durece del terreno. Por lo tanto son, trabajadores incansables, que pierden un 50 por ciento de la densidad del pico. Luego comienzan la tarea de la incubación, en la que invierten alrededor de unos 20 días. En cuanto a la permanencia de los pollos en el nido, hemos podido comprobar que se pasan alrededor de unos 28 a 30 días, con lo cual a primeros de agosto, en algunos casos todavía les podemos ver a punto de dejar el nido.
Estamos a finales de agosto y vemos que se reúnen en bandadas en árboles y cables de la luz, en donde los padres alimentan a los polluelos durante unos 8 o 10 días, preparándose para la emigración anual.
Finalmente, decir que los abejarucos suelen criar en colonias de decenas de individuos, pero dada la falta de lugares adecuados, algunas parejas aisladas suelen anidar en otros lugares.
VER VÍDEOS RELACIONADOS:
DE VIAJE POR EXTREMADURA
A principios del mes de mayo visitamos Monfragüe, pero también el valle del Jerte, en donde nos instalamos en el camping del mismo nombre. Teníamos los lugares más interesantes de Extremadura a nuestro alcance. Y ya desde la carretera que surca el valle podemos ver nidos de cigüeña blanca situados tanto en árboles como en postes del tendido eléctrico. Cerca del camping y del río Jerte, en uno de los húmedos campos, avistamos a uno de los progenitores afanándose en la búsqueda de insectos y anfíbios para luego alimentar también a su prole, regurgitando el alimento.
El momento álgido de nuestro viaje fue la visita al Salto del Gitano, lo mejorcito de Monfragüe, en donde crían unas 82 parejas de buitre leonado, además de la escasísima cigüeña negra, águila real, roquero solitario y un largo etcétera. Pero también hay otros lugares cercanos al Salto del Gitano, casi tan importantes como éste, en donde se pueden ver aves, y de hecho vimos incluso un águila real en uno de los altos roquedos. Todo un acontecimiento que los ornitólogos se afanaban en fotografiar y filmar. En resumen, Extremadura es un paraíso ornitológico que posee, además, unas bellezas naturales inigualables.
Ver vídeo relacionado:
EL LAMENTABLE ESTADO DE NUESTROS MONTES
Llega la primavera y estamos deseando salir de casa para deleitarnos con la fragancia de las flores, el trino de los pájaros y la belleza de los paisajes de nuestros montes. Pinares, encinares y robledales son las especies típicas del bosque mediterráneo, pero hay además un gran número de otras especies que properan según sea la calidad del terreno que ocupan.
Pero sobre este mundo natural que nos rodea y que debería ser idílico planea la sombra de aquellos que se dedican a mancharlo con las basuras más dispares, convirtiendo nuestros montes en vertederos. La desvergüenza de algunas personas no conoce límites. Y aparte de las basuras propiamente dichas, hay otros contaminates como los ruídos provocados por los cazadores en época de caza, coches, motos y quads. Y esta situación es casi igual en todas partes. La única excepción son algunos parques nacionales, en donde, sin embargo aún se permite la caza.
Habría que invertir mucho dinero para devolver la naturaleza que tanto amamos a un estado idóneo de conservación, pero desgraciadamente el gobierno no está por esta labor. Por otra parte, una buena parte de la población parece no comprender el problema que significa verter toneladas de residuos en nuestros montes. Los vertederos -controlados o no- son un grave peligro para la salud, como lo demuestra el de Can Planas, cercano a Cerdanyola del Vallés.
LAS AVES NOS ANTICIPAN LA PRIMAVERA
Hay un lugar en Bellaterra (Barcelona), desde el cual se divisa una buena parte de la franja del Vallés Occidental, hasta la sierra de Collserola, en cuya cima se puede ver la torre del mismo nombre, además del templo del Tibidabo.
Pues bien, desde este promontorio tengo frente a mi una depresión poblada de robles y algunas otras especies. En algunos claros, la gente sigue construyendo casas. En casi todas direcciones hay torres del tendido eléctrico que llevan la energía a las zonas densamente pobladas del Vallés.
Y a esta especie de isla en la que me encuentro meditando si salir o no del coche a causa de la lluvia, llegan los primeros cantos del mirlo común, así como algunas otras pequeñas aves forestales, lo cual me hace pensar en que algo está cambiando en el ambiente. Estamos a 21 de febrero y los días son ya algo más largos. Por lo tanto, las aves perciben también que hay más horas de luz. Es lo que los científicos llaman la fotoperiodo.
Finalmente desciendo montaña abajo hasta una zona de campos limitada por el pinar. Desde el puente que salva una profunda hondonada coronada por una densa vegetación de robles, chopos, etc., oigo el canto del zorsal común. Y no tardo en descubrirlo posado en una de las ramas desnudas de un viejo roble. Después de escucharlo durante unos minutos, vuelvo sobre mis pasos reafirmándome en la idea de que la primavera acaba de estallar, al menos para las aves...
Sergio Reinaldo, 22-2-18
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Las imágenes de este vídeo fueron tomadas hace tiempo en Castellar
de n´Hug, un rincón digno de ser visitado, donde el agua cristalina surge de entre las rocas y se desparrama en varias cascadas entre una exuberante arboleda. Desgraciadamente ya sólo se puede disfrutar de tanta pureza en las cabeceras de nuestros ríos, pues en la mayoría de lugares sus aguas están sucias o cantaminadas. La prueba de ello es que el martin pescador es cada vez más escaso.
REFLEXIONES DESDE EL MONTSENY
Bueno, a medida que vamos subiendo al Montseny, a través de esta retorcida carretera, dejando atrás Sant Celoni, nos damos cuenta de la soledad que encierran estos profundos valles. Aquí predominan los bosques de encinas de pequeño tamaño, casi impenetrables, pero también los hayedos y los castaños. Estos últimos se encuentran en regresión debido a un hongo. En algunas zonas -quizá debido al cambio climático- vemos muchos árboles muertos que destacan entre el intenso verdor de las laderas de la montaña.
Llegamos al camping Fontmartina el día 5 de agosto. Instalamos la caravana bajo un enorme abeto, pero hay muchos más a lo largo de las parcelas o feixas de que consta el mismo. Estamos a unos 700 metros de altura, a medio camino de la cima más alta, el Turó de l ´Home, en donde ya sólo crecen algunos raquíticos pinos silvestres y pequeños hayedos en las zonas resguardadas de los vientos. El resto son enebros y prado alpino. Y es que estamos ya a 1.706 metros sobre el nivel del mar. A nuestros pies un paisaje indescriptible: toda la franja del Vallés y, en días claros, se puede ver también el mar. Nuestros sentidos se llenan de nuevo de esa soledad que proporciona la altura, y tenemos donde elegir, pues hay otras cumbres de menor altura, pero igualmente interesantes, así como muchos itinerarios de diversa dificultad. No hay que pasar por alto una visita a Santa Fe del Montseny y su hermoso hayedo con fuente, así como el pantano, cuyo arroyo tributario, en donde desovan las truchas, marca uno de los 2 itinerarios. A lo largo de ambos nos acompaña siempre una profunda sombra y quietud.
Sin embargo, el mes de agosto no es el más indicado para observar aves y fauna en general. Es el mes del letargo, del calor por excelencia, del cansancio, de la canícula. Estas circunstancias también afectan a la fauna, y solamente al amanecer o al anochecer podemos detectar su presencia, como me ocurrió anoche con una lechuza, cuyo griterío se prolongó durante varios minutos, aunque no pude verla. Por otra parte, la abundacia de jabalíes la pude ver la otra noche cuando tuve necesidad de ir al lavabo a eso de las 3 de la madrugada, pues tropecé con una horda de jabatos bajo los avellanos que rodean las 45 escaleras de acceso. Es increíble cómo esta especie ha proliferado. Pero aquí también viven liebres, perdices, serpientes, muchas lagartijas, lagartos, garduñas, pájaros carpinteros, algunas águilas y busardos y muchos pajarillos como carboneros y especialmente trepadores azules. Estos últimos tienen la costumbre de bajar por los árboles cabeza abajo.
Pero una de las razones principales para una estancia en el Montseny en esta época del año es sin duda el clima, que puede variar de un momento a otro, pero siempre tan distinto del llano. Podemos sentir aquí el frescor de tanta vegetación exuberante, bajo estos hayedos en donde se desparraman entre las rocas algunas corrientes de aguas cristalinas. A tan solo 15 kilómetros de aquí reina estos días sólo un calor sofocante. El mes de julio ya está considerado por los especialistas como el más caluroso desde que se tienen registros. Y el de agosto no se queda atrás...
Pero en el punto más alto del Montseny casi siempre hay nubes, las cuales al atardecer se desparraman montaña abajo. Las vemos desde el camping, disfrutando del frescor que nos proporciona esta gran selva verde, aunque las aves y la fauna autóctona en general no se deje ver fácilmente.
Sergio Reinaldo, 21-8-17
INVIERNO EN VERANO
Tenemos que acostumbrarnos a los bruscos cambios del tiempo. El día 24 de junio salimos de Cerdanyola del Vallés (Barcelona) en dirección a Torla (Huesca). Los primeros 2 días sufrimos un calor sofocante. Toda España estaba ardiendo, algo inusual en un mes de junio. Temperaturas propias del mes de agosto. En esta situación llevábamos ya unos 15 días, y de ahí que partiéramos en busca de un paraiso fresco, lleno de vida, de agua, de naturaleza..., y esto es lo que aún se encuentra en el valle de Ordesa, un mundo oculto, de una grandiosidad poco común, en donde los amantes de la naturaleza podemos satisfacer nuestros caprichos, si tienes ganas de caminar y descubrir...
Pero pronto tropezamos con el inconveniente de las inclemencias atmosféricas, debido a una entrada de aire frío que venían anunciando los servicios meteorológicos, de modo que aún hoy, día 1 de julio, el viento, la llovizna, las bajas temperaturas (llegó a nevar en las cumbres), las súbitas tormentas, hacen que nuestros anhelos se vean reducidos a los caprichos del tiempo. Pero no importa que hayamos tenido temperaturas en el valle de menos de 8 grados centígrados, pues nuestra moral sigue siendo alta, y aprovechamos los momentos de bonanza, de sol, para salir al río Ara en busca del mirlo acuático, sin ningún éxito, pues esta especie ya es muy difícil de ver. Parecen haber ocupado su puesto las lavanderas cascadeñas, muy abundantes. Las puedo filmar desde el puente de acceso al camping Río Ara, muy visitado también por las escasas golondrinas comunes, que vuelan arriba y abajo casi tocando el agua con sus alas en busca de los escasos insectos que con estas temperaturas aún puedan volar. Sacar adelante las nidadas les debe de resultar bastante difícil.
En el valle de Ordesa hay aves rapaces y buitres como el quebrantahuesos y el leonado, pero también córvidos como las cornejas, que en un principio creí se trataba de grajas, hasta que me enteré por Internet que las únicas grajas de España viven en León. Las cornejas son muy abundantes en Torla, pues he tenido ocasión de fotografiar y filmar algunas. En cuanto a las rapaces, me he tenido que conformar con verlas volar sobre las altas cumbres que rodean el valle. En cuanto a otros animales, como corzos, cabras, etc., he estado largos ratos mirando a través de mis prismáticos hacia las cumbres, pero no he advertido nada que se moviera. Y es que descubrir animales resulta una tarea bastante difícil. Muchas veces es el resultado de una casualidad. Pero en medio de esta naturaleza pura siempre hay alguna sorpresa, pues he visto un ejemplar de un pájaro poco frecuente: el camachuelo. Fue en el camino a Torla, posado sobre la rama seca de un arbolillo. Sentí no poder inmortalizar el momento, por no llevar la cámara encima. Sin embargo, he podido filmar y fotografiar pinzones -muy abundantes en todas partes-, petirrojos, mirlos, lavanderas, currucas capirotadas... y golondrinas; sí, quizá las últimas golondrinas de Torla, a juzgar por la inquina que les tienen los lugareños, pues les ensucian sus lindas calles con cacas corrosivas. Nada tiene de extraño que nos digan que "antes" había muchas más golondrinas. El puritanismo de la gente, el turismo, la excesiva limpieza, las construcciones modernas dan como resultado el declive de muchas especies. Observo que la gente no tiene consciencia de que necesitamos a las aves, que sobre todo las insectívoras resultan muy beneficiosas para los ecosistemas.
Sergio Reinnaldo, 1-7-17
MÁS SEÑALES PRIMAVERALES
En nuestro cuaderno de campo anterior, olvidamos citar 3 especies de aves que también se ven con frecuencia en el soto y parque de la Riera de Sant Cugat y, por supuesto, en otros lugares: se trata de los estorninos negro (Sturnus unicolor) y pinto (Sturnus vulgaris), que pueden imitar sonidos de otras aves y se les puede ver muy agitados en las copas más altas de los árboles, los tejados de las casas o las antenas de televisión; el zorzal común (Turdus philomelos), que de momento lleva una vida muy discreta, pero que pronto alzará su voz desde la copa de algún árbol alto; por último, el mirlo común (Turdus merula), que ha constituido la sorpresa de hoy en las montañas de Sant Cugat-Bellaterra al oír por primera vez su canto. También hemos podido escuchar el de la curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala), un pajarillo muy frecuente entre arbustos y malezas. Y tratándose de aves de mayor tamaño, habitantes frecuentes de los pinares, ya hace algunos días que se oye la llamada del azor (Accipiter gentilis) e incluso hemos podido ver uno perchado en una rama de un pino, pero que enseguida levantó el vuelo a causa de nuestra presencia. Y no pasaremos por alto referir una anécdota de hace algunos días: la presencia de una culebra en una zona soleada, al lado de una agrupación de lentisco cercana a una pista. Naturalmente, en cuanto advirtió nuestra presencia, desapareció entre las marañas de raíces y hojas. En cuanto a los anfibios, nos hemos acercado a una charca pluvial, para ver con sorpresa cómo se movían en gran número –y aún habrá más- unos diminutos renacuajos de sapo corredor. Este es el resultado del aumento relativo de las temperaturas, así como del incremento en las horas de luz durante el día, pues ambos factores tienen una gran incidencia en todos los seres vivos.
(Sergio Reinaldo -NATURALEZA Y DEMOCRACIA-,26-2-17)
ADIÓS INVIERNO, ADIÓS...
A un mes para que se inicie la primavera astronómica, caminando a lo largo del deteriorado soto de la Riera de Sant Cugat, a su paso por las afueras de Cerdanyola del Vallés (Barcelona), noto que algo en la vida de las aves parece estar cambiando. El estridente y frecuente canto del verdecillo (Serinus serinus) es la primera nota musical que llega a mis oídos; le sigue la del verderón común (Carduelis chloris), y el canto más lejano y aún poco frecuente será el del escribano soteño (Emberiza cirlus). También puedo oír al mosquitero común (Phylloscopus collybita). Citar también a un ave muy frecuente: el petirrojo común (Erithacus rubecula), que tras un paréntesis vuelve a cantar de nuevo como en otoño. A pesar de ser una especie frecuentemente enjaulada, puedo oír también el gorjeo del jilguero (Carduelis carduelis). En el parque que se extiende a lo largo de la riera, las parejas de urracas (Pica pica) están muy inquietas desde hace días arreglando nidos viejos situados en las horquillas de los árboles o construyendo nuevos. Se sabe que los córvidos entran en celo en pleno invierno. De vez en cuando veo volar sobre la sierra de Collserola a una pareja de busardo ratonero (Buteo buteo), señal inequívoca del comienzo de sus relaciones amorosas. Por otra parte, desde hace tiempo vengo observando a un ejemplar de esta especie utilizando distintos posaderos de árboles e incluso en una cerca no muy lejos de la riera, pues tanto en ésta como en los campos abundan los ratones.
Otras aves que se pueden ver en estos lares y que aún no parecen muy animadas ante la próxima primavera son el pinzón común (Fringilla coelebs), la abubilla (Upupa epops), paloma torcaz (Columba palumbus), agateador común (Certhia brachydactyla), pico menor (Dendrocopos minor), pico picapinos (Dendrocopos major), pito real (Picus viridis) y algunas especies de currucas y mosquiteros. En cuanto al colirrojo tizón (Phoenicurus ochrurus), muy frecuente por todo el parque, decir que en primavera sube en altura, por lo que ya no lo podremos ver aquí.
Para terminar, decir que hay un pájaro invasor de la sierra de Collserola que canta casi todo el año y que se aventura a lo largo del soto con tal de que haya maleza y zonas umbrías. Se trata del ruiseñor del japón (Leiothrix lutea). Se ha adaptado muy bien a esta sierra. Y otro pájaro cada vez más frecuente en ambientes urbanos, parques y sotos es la cotorra argentina (Myiopsitta monachus), que muchas veces se apodera de los nidos de las urracas.
(Sergio Reinaldo - NATURALEZA Y DEMOCRACIA-, 22-2-17
URRACA (Pica pica)
Es sabido que los córvidos son aves muy inteligentes. Entre ellos, son las urracas, tan frecuentes incluso dentro de nuestras pueblos y ciudades, las que mejor se han adaptado al progreso insostenible que estamos viviendo.
En las afueras de mi ciudad, Cerdanyola del Vallés (Barcelona), está situado el Parque de la Riera de Sant Cugat. En ambas orillas de la riera crecen árboles casi centenarios, especialmente Plátanos (Platanus hispánicus), pero también cañas y zarzales. Al otro lado hay extensos campos de cultivo. En el parque predominan los arbolillos y muchas lomas cubiertas de hierba. Y más allá de los campos comienza la sierra de Collserola. Salvo la sierra –a donde se desplazan con menor frecuencia-, estamos, pues, ante el hábitat ideal de las urracas. Y lo cierto es que son abundantísimas.
Las urracas tienen costumbres sedentarias. Se emparejan de por vida. Y todas aquellas personas que hayan osado domesticarlas –a lo que se acostumbran fácilmente-, saben que tienen la extraña costumbre de robarles los objetos brillantes, como sortijas, relojes, pulseras, gafas, etc. Las urracas localizan los desperdicios en los basureros con sorprendente rapidez, lo mismo que los insectos o gusanos, desenterrándolos con su largo pico corvino. Por el suelo suelen caminar o andar a saltitos, a veces abriendo las alas. Tienen un vuelo pausado, un tanto desgarbado y en línea recta. Su longitud es de unos 45 centímetros y su envergadura de 60. En cuanto a su colorido, podríamos decir que es uno de los córvidos más bonitos. Es esencialmente negro y blanco, pero el negro despide destellos purpúreos, casi azulados. Machos y hembras son del mismo color.
Ya en el mes de enero, y como hemos podido comprobar en el Parque de la Riera de Sant Cugat, las urracas machos se acercan a sus viejos nidos situados en la horquilla de árboles altos, pero también en algunos setos espinosos, emitiendo su característica llamada, una especie de chac, chac, chac o iaach, iaach, con la que pretende involucrar a la hembra en la construcción o reparación del nido, comenzando el galanteo. A veces se encuentran varios grupos y entonces comienza una algarabía de voces y diversas escaramuzas por conseguir el mejor sitio en el árbol. Las diversas nidadas de urracas pasan el otoño e invierno con sus progenitores, pero cuando éstos se aparean de nuevo, aquellas parecen dispersarse, de modo que la construcción o reparación del nido es un trabajo íntimo de la pareja. Y, como es natural, no permiten ninguna intrusión de aves foráneas. Las urracas, como todos los córvidos, no cantan, pero expresan su estado de ánimo con diversas voces, entre ellas, las indicadas.
Construyen el nido con ramitas, hierbas, carrizos, hojas, barro, etc., y sobre él instalan una cubierta de ramitas espinosas. Su entrada es lateral y a veces bastante difícil de descubrir para cualquier depredador. La hembra pone, generalmente en abril, de 3 a 10 huevos verdosos intensamente pintados, que incuba unos 17 o 18 días, permaneciendo los polluelos en el nido entre 27 y 28 días.
Para terminar, algunas observaciones más, que demuestran la inteligencia de estas aves: las urracas localizan rápidamente carroñas en los campos y en las carreteras, y se retiran tan a tiempo del lugar, que es muy difícil atropellarlas. Además, cazan a veces lagartijas, ratones e incluso pajarillos del tamaño de un petirrojo; pero también saquean los nidos de otras aves, incluso del faisán. Dado que se comen los granos en las espigas del maíz, son bastante odiadas por los campesinos, que las cazan y las hacen servir como “espanta pájaros“. Además del hombre, tienen otro enemigo mortal: el críalo, que parasita sus nidos matando de hambre a los polluelos.
Las urracas son casi universales, pues se encuentran en toda Europa, gran parte de Asia, norte de Africa y de América. En España, su número oscila entre medio y un millón de parejas reproductoras, pero existe un estancamiento o ligero declive, quizá debido al auge de la cotorra argentina, que se apodera de sus nidos.
(Sergio Reinaldo -NATURALEZA Y DEMOCRACIA-, 11-2-17)
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COLIRROJO TIZÓN (Phoenicurus ochrurus)
En otoño, los colirrojos, especialmente el Colirrojo Tizón, nos resulta fácil de ver en zonas donde haya rocas, pero también alrededor de los restos de las basuras que algunos desaprensivos siguen vertiendo en nuestros montes. También aparecen por los tejados de las casas y en los caminos de los montes o en el piso montano y claro de una agrupación de quejigos, robles o pinos, es decir, áreas relativamente despejadas. Tampoco faltan, por lo tanto, en las praderas próximas a roquedos.
Me resulta curioso ver cómo se alimentan, saltando en vertical por las paredes de algunos caminos en busca de insectos, volviendo frecuentemente a su posadero habitual en las ramas de un arbusto cercano. De vez en cuando cambia de táctica y se suspende como un colibrí buscando probablemente arañas en otro pequeño arbusto o la corteza de algún arbolillo, siempre cerca del suelo. En otras ocasiones busca el alimento en el suelo, dando saltitos y moviendo la cola al tiempo que se agacha y se levanta. A veces se queda inmóvil durante unos minutos. Es fácil ver a machos y hembras en un determinado lugar.
Las hembras suelen ser de un color más claro que los machos, pero ambos se distinguen sobre todo por la cola, que se asemeja a una brasa que surge de su cuerpo. Su tamaño es de unos 15 centímetros.
Nuestros colirrojos proceden del centro de Europa e invernan entre nosotros, aunque muchos de ellos son sedentarios. Cuando llega la primavera, cantan desde posadero alto, como una roca, tejado, etc., emitiendo una serie de notas agudas, seguidas de un ruido como el de arrastrar grava. La cópula va precedida de una serie de danzas por parte del macho. Construye el nido bajo tejados de cobertizos, en pajares, bajo las repisas de las ventanas y también en agujeros de árboles viejos. Emplea en ello raicillas, pajas, pelos, etc. Pone la hembra 5 o 6 huevos blancos, que incuba durante unos 14 días.
Finalmente, diremos que el Colirrojo Tizón es una especie muy común en invierno, que aprovecha las solanas de los montes y caminos para alimentarse, pues en ellos encuentra cada vez más insectos, tal vez porque los inviernos ya no son como antes. De esta forma contribuyen a mantener el equilibrio, eliminando el exceso de insectos debido al cambio climático.
(Sergio Reinaldo - NATURALEZA Y DEMOCRACIA-, 10-2-17)
LOS FRINGÍLIDOS ESTÁN EN PELIGRO
En una mañana soleada es frecuente ver en las afueras de Cerdanyola del Vallés (Barcelona), aunque me consta que también se pueden ver en otros pueblos de la geografía española, a grupos de jóvenes con unas míseras jaulas que cuelgan de los árboles o colocan en los bancos de los parques para que sus inquilinos tomen el sol. Son silvestristas, es decir, personas que capturan fringílidos (jilgueros, verderones, pinzones, pardillos y verdecillos) para concursos de canto o, en muchos casos para ir directamente a la cazuela...
El silvestrismo acaba con la vida de numerosas aves, a pesar de que su práctica está prohibida por la Directiva Aves de la Unión Europea. El silvestrismo ha aumentado en España gracias al paro juvenil, que busca un entretenimiento en las muchas horas libres, además de algún dinero. Poco les importa la vida de estas aves, metidas en jaulas de unos pocos centímetros y muchas veces tapadas con un paño para que no se pongan nerviosas. Es increíble la poca sensibilidad de estos individuos, que no entienden que las aves han nacido para ser libres. Por su parte, observo que las autoridades hacen la vista gorda en un asunto tan grave, que ya ha sido denunciado varias veces por Ecologistas en Acción.
(Sergio Reinaldo -NATURALEZA Y DEMOCRACIA-, 5-2-17)
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CARRETERA SIN DESTINO
Hay un lugar cercano a Sant Cugat del Vallés (Barcelona), en donde hace años crecía un extenso brezal y en los cortados cercanos se reproducía cada primavera un buen número de abejarucos. Yo solía visitar esta zona con frecuencia y me deleitaba con la contemplación de las numerosas flores. En la charca, cuyos restos todavía existen, se podía ver un gran número de renacuajos. Toda la zona está circundada por sembrados, bosques y pinares de los montes de Bellaterra y Sant Cugat, por lo que no es infrecuente ver volar cuervos y ratoneros. En cuanto a otras aves, además de los mencionados abejarucos, cuervos y ratoneros, en estos lugares solía dedicarme a fotografiar pinzones, zarceros, currucas, mirlos, agateadores, buitrones, verderones, tarabillas, etc.
Pero desgraciadamente un día me vi sorprendido por las máquinas, trabajando intensamente a partir del puente próximo en lo que parecía un nuevo acceso -una carretera- que al parecer conectaría con una fábrica de ladrillos. "Adiós al brezal", pensé. A los pocos meses, la fisonomía de la zona cambió por completo. Se acabó la tranquilidad para todos los animales, muchos de ellos dejaron de reproducirse, entre ellos los abejarucos.
Sin embargo, el acceso ha quedado inacabado. Sólo falta construir un puente que conecta con la fábrica de ladrillos. Han pasado al menos 10 años desde el inicio de las obras. En este período, los ladrones de cables, plásticos, chapas, tapas, etc., se han llevado la mayor parte de las instalaciones, poniendo en peligro a la gente que no tiene más remedio que caminar por esta indignante carretera abandonada, sobre todo niños. Es un ejemplo más de cómo algunos ayuntamientos tiran el dinero y perjudican la naturaleza.
(Sergio Reinaldo -NATURALEZA Y DEMOCRACIA-, 5-2-17)
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EL VERGONZOSO ESTADO DE MI ENTORNO
Hemos llegado a una situación en la que en contadas ocasiones resulta agradable caminar en algunos entornos, que por otra parte deberían ser casi auténticos paraísos.
Así ocurre, en mi opinión, con las afueras de Cerdanyola del Vallés (Barcelona), convertidas en buena parte en un parque para el uso y disfrute de personas sin ninguna discapacidad. Incluso para quienes tenemos unas condiciones físicas aceptables, no sería extraño que nos torciéramos un tobillo al caminar por algunos accesos con travesaños de madera enterrados transversalmente, cuya tierra que los cubría ha ido desapareciendo por las lluvias, sin que los servicios de mantenimiento del ayuntamiento tuvieran a bien restituirla. Seguramente por falta de presupuesto.
El Parque de la Riera Major, cuando fue inaugurado hace años por el consistorio socialista, nadie imaginaba que llegaría a estar algún día en un estado tan lamentable. La pista que va paralela a la riera no está en mejor estado que otros accesos, pues a falta de gravilla, cuando llueve necesitas llevar botas para el barro y estar dispuesto a saltar charcos.
La misma Riera Major está en un estado tan deplorable, ya no sólo por la pertinaz sequía y las desafortunadas actuaciones del ayuntamiento, como dragados innecesarios y tala de bosques de ribera, que incluso las sufridas pollas de agua, garzas y martines pescadores se ven cada vez menos. La arena se ha acumulado en el lecho de la riera, la cual crea una capa superficial permeable que hace que en muy pocas ocasiones circule el agua en todo el tramo que pasa por el parque. Para completar el cuadro desolador del parque hay que echar un vistazo a la cantidad de desechos que los insociables de siempre tiran a la riera, como por ejemplo una pequeña zódiac o, hace tiempo, un viejo televisor. Por su parte, los gamberros en su día han emborronado con una tintura casi todos los paneles informativos del parque, sin que hasta la fecha se hayan repuesto. Y como una triste ironía destinada a los que aún creemos en un medio ambiente decente, al ayuntamiento hace poco se le ocurrió la luminosa idea de señalar una especie de "recorrido inclusivo" para los sufridos participantes. Espero no se habrá arruinado con esto y se quede sin dinero para acometer de verdad el mantenimiento del parque.
En la parte positiva, decir que ha aumentado el número de estorninos y torcaces que gritan en las ramas de la arboleda que aún queda a lo largo de la riera. No les importan demasiado los vertidos pestilentes que de vez en cuando se echan a la riera. A nosotros sí, y llegará un día en que tengamos que caminar con mascarilla, más cuando también no muy lejos de la ciudad todavía está la otra vergüenza del pueblo: el vertedero tóxico de Can Planas.
(Sergio Reinaldo -NATURALEZA Y DEMOCRACIA-, 23-1-17)
Estado de la Riera Major de Sant Cugat en Cerdanyola casi todo el año.
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¿QUÉ HACEMOS CON LOS JABALÍES?
A Coruña, miércoles 16 de noviembre de 2.016.
Unos jóvenes se preparan para pasar la noche en lo alto de los árboles, provistos de arcos y flechas para matar a una piara de jabalíes que se pasea por Cambre, poniendo en peligro la seguridad vial, según dicen las autoridades. Esta cacería ha sido autorizada por la Junta de Galicia. Pero en muchos otros lugares de España tenemos idénticos problemas…
Sinceramente, creo que en un país civilizado, amante de los animales, deberían existir otras formas de control de los animales salvajes sin tener que jugar a Robin Hood. A los jabalíes, como a tantas otras especies animales, se les ha ido arrinconando miserablemente, fragmentando su hábitat con autopistas, carreteras y urbanizaciones. Teniendo en cuenta que ya no tiene competidores y dada su elevada natalidad, se ha ido acomodando a nuestro desmesurado crecimiento, acercándose a nuestras ciudades y basureros. Tiene suerte de ser omnivoro, pues de lo contrario ya le hubiese sucedido lo que al lobo, al que sigue odiando buena parte de este país y que probablemente acabará extinguiéndose.
Las medidas urgentes contra los jabalíes no pasan por declararles la guerra y matarlos.
En mi opinión, y en contra de lo que proponen las autoridades, con la colaboración de los indeseables cazadores, a los jabalíes se les debería facilitar pasos o corredores para que pudieran comunicarse entre las distintas partes en las que habitan, como hacen en Alemania. Cuando entran en localidades como Cambre, se debería estudiar seriamente qué caminos toman para llegar al pueblo, con el fin de poner cercados adecuados. Si viviéramos en Africa, ¿cómo nos defenderíamos de los animales salvajes que aún quedan? ¿Pegándoles un tiro?
Para evitar la proliferación de los jabalíes, en mi opinión, antes que matarlos, se les debería capturar, castrar y devolver a su hábitat. Claro, esto resulta más caro para las Administraciones. Además, los cazadores no tendrían su sangriento festín.
Los jabalíes no tienen ninguna culpa de nuestros errores con el medio
Cuando había lobos, los jabalíes nunca proliferaron. Pero emprendimos una guerra sin cuartel contra ellos, sin importarnos lo más mínimo su existencia; los cazadores y los ayuntamientos hicieron su agosto –y aún lo siguen haciendo con otras especies-, con tal de hacer negocio y satisfacer el morbo. Por lo tanto, es previsible que la vida de los jabalíes les siga importando un bledo. Sólo tienen amparo en algunas ONG, aunque poco pueden hacer contra las fuerzas del orden que cumplen las leyes que favorecen el maltrato animal.
(Sergio Reinaldo -NATURALEZA Y DEMOCRACIA-, 20-11-16)